Tiende a ser un poco difícil para nosotras las mujeres sacar un poquito de tiempo de nuestra rutina ajetreada para simplemente relajarnos y centrarnos con nosotras mismas. Estamos entre estudios, trabajos, labores del hogar, y muchas otras responsabilidades; encima debemos sacar tiempo para ejercitarnos y hacer todo lo posible por mantener nuestras vidas en completo balance. Uno de mis secretos es tratar de salir de la rutina, no enfocarme en hacer lo mismo todos los días y en el caso de hacer tiempo para ejercitarme, buscar opciones que también me ayuden a despejarme y relajarme. Había encontrado cierto nivel de comodidad con la yoga, a diferencia de ir a correr – lo que me funcionaba de maravilla para despejarme. Con la yoga tenía ese mismo resultado, pero al finalizar sentía como si hubiera soltado mis preocupaciones con cada respiración hasta quedar completamente en paz. Seguí practicando esporádicamente hasta que un día decidí cambiar la rutina aun más e intentar el Paddle yoga. Ya había hecho Paddle boarding antes y es una de mis actividades preferidas, así que porque no intentarlo con yoga.
La primera vez que asistí fue a la clase de Full moon yoga que creo que el hecho de que fuera en la noche y bajo la luna llena solo aseguró que mi experiencia fuera la mejor. Esa noche remamos al ritmo de los Beatles hasta encallar para comenzar nuestra clase. Tengo que aclarar que tratar de mantener el balance de cada postura en la tabla es bastante difícil, tienes que concentrarte en tu respiración y no tenerle miedo a caer al agua, descubrí que una vez lo haces dejas en el agua toda esa rigidez y se hace todo más sencillo. La habilidad en el yoga es algo que va incrementando con tu practica, así que si eres newbie en esto, no va más allá que llegar a donde tu cuerpo lo permita y disfrutar de todo lo que esta pasando a tu alrededor. Al paso del tiempo que ya había dejado todo ir; me enfoque en la voz del instructor, la melodía de la música, el sonido de el mar con su olor, el viento ligero y enfoqué mi vista en la magnifica luna; comienzas a sentir un nivel de relajación indescriptible – hasta te sorprendes de ver que puedes llegar a ciertas posturas que ni sabias que eras capaz de hacer.
Al culminar la clase, todos en shavasana (acostados en la tabla), respirando armonía – el tiempo dejo de correr. Para mi, mas que un workout es una oportunidad de alejarme de el bullicio, de las preocupaciones y enfocarme en mi; no había llegado a cierto nivel de relajación y este ejercicio, tanto físico como mental me permitió enfocarme en mi y encontrar ese outlet que tal vez muchas al igual que yo necesitan. Si están buscando al igual que yo, una actividad donde puedan estar con ustedes mismas mientras cumplen con el ejercicio del día, les recomiendo una y otra vez el Paddle yoga. Lo pueden hacer en parejas, con alguna amiga o este puede ser su momento solitas en una clase personal, pero tienen que intentarlo. ¡Les va a encantar! 🙂
Comunícate con OhgaYoga al: 787.698.1239 para reservar tu espacio.
Fotos por Henry J. Rivera
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