“Somos lo que comemos”, frase clichosa que revela una realidad. Por años hemos leído y escuchado que la calidad y procedencia de lo que consumimos tiene una relación directa con la forma en que nuestro organismo se comporta. Hoy día se da por sentado que mejorar la salud comienza cuando se modifican los hábitos alimenticios. Las estrategias adoptadas para alcanzar el bienestar físico parecen cambiar con la publicación de nuevos estudios que en ocasiones suelen contradecirse. Las dietas cambiarán con los tiempos pero siempre habrá quien garantice la efectividad de la última propuesta o la reencarnación de alguna olvidada. Esto es así porque basta con realizar pequeñas modificaciones en nuestros hábitos de vida para experimentar cambios significativos en nuestra salud.
Soy Leslie, doctora en medicina, cuyo proceso de descubrimiento de la importancia de la nutrición en la salud no fue muy distinto al de cualquier otra persona. A los 19 años comencé a presentar alteraciones en mi sistema reproductivo que se manifestaban en forma de periodos abundantes, irregulares y dolorosos. Con el tiempo, estos síntomas fueron agudizándose hasta ser incapacitantes. En diversas oportunidades consulté con médicos y todos los que visité prescribían protocolos que obligaban a mis ovarios a bloquear su función endocrina para mitigar los síntomas. A los 25 años fui diagnosticada y mi condición tenía un nombre: Endometriosis Grado IV (severa).
Fui intervenida quirúrgicamente, me indujeron una menopausia y por años fui tratada con hormonas. Los efectos adversos se volvían insoportables. ¿El resultado?, ninguno. Los años transcurrieron y me hallaba dependiendo de fármacos para enmascarar la condición. Estos tratamientos expusieron mi organismo a secuelas innecesarias y continué presentando la misma sintomatología. Mis límites de paciencia llegaron a su fin y ocho años más tarde inicié la búsqueda de tratamientos alternativos.
Decidí visitar un doctor especialista en medicina natural. Con su dirección y supervisión eliminé los alimentos contribuyentes de inflamación que exacerbaban mis síntomas tales como productos refinados, no orgánicos, transgénicos y de procedencia animal. Comencé a llevar una alimentación plantívora centrada en frutas, vegetales, nueces, tubérculos, semillas, cereales integrales y leguminosas con el propósito de re-establecer el equilibrio fisiológico de mi sistema reproductivo y desinflamarlo. Los días transcurrieron, el dolor incapacitante desapareció. Al cabo de 6 meses, las pruebas diagnósticas demostraron que había recuperado mi salud al revertir los síntomas de la endometriosis. La lección fue clara. Desde entonces, comencé a ver tanto la medicina como mi entorno desde otra perspectiva. No solo reconocí que este estilo de alimentación estimulaba los procesos curativos sin la necesidad de recurrir a intervenciones farmacológicas, sino que también pude entender que este estilo de vida se trataba de adoptar una postura ética, respetuosa y empática hacia los animales y el ecosistema.
Tras varios años experimentando los beneficios de la alimentación íntegra centrada en plantas, sentí la responsabilidad de educar acerca de los procesos fisiológicos por los que interactúan la nutrición y la salud, y es ahí cuando desarrollé la plataforma multimedios ¡Qué mamey!.
En ¡Qué mamey! realizo video-recetas sencillas, variadas y creativas con ingredientes libres de proteína animal para inspirar a llevar una alimentación saludable. Asimismo, comparto información médico-nutricional citando referencias avaladas por la ciencia que evidencian que tener salud por medio de la alimentación consciente ¡es fácil!, o sea, ¡es un mamey!. Esta plataforma ha sido la vía para llegar a miles de personas ofreciendo charlas, talleres y conferencias acerca de la reversión de ciertas condiciones de salud mediante la alimentación responsable. También ha servido como medio para conectar y crear alianzas junto a otros expertos en el tema de salud, nutrición y gastronomía vegana para aportar a la mejora de la salud pública del país.
A menudo me encuentro con personas que presentan múltiples inquietudes y dudas acerca de este estilo de vida y que requieren de motivación para dar el paso. Mi respuesta a ellos es, hazlo…
… por tu salud. Existen sólidas evidencias científicas que han demostrado que disminuir o eliminar el consumo de tejidos y productos animales como huevos y lácteos, reduce la incidencia de cáncer de colon, próstata y mama, diabetes y enfermedades cardiovasculares. La alimentación plantívora debidamente planificada, es la única que ha demostrado ser sustentable y una estrategia poderosa para mantener el peso ideal, reforzar el sistema inmunológico, reducir la incidencia enfermedades crónico-degenerativas y aumentar las posibilidades de prolongar la vida.
… por los animales. El veganismo no se limita a la alimentación sino que es una forma de pensamiento ético basado en que todo animal merece vivir una vida libre de encierro, comercialización, explotación, mutilación, experimentación, dolor y sufrimiento.
… por el medio ambiente. Pensamos que el cambio climático se debe a las concentraciones del monóxido de carbono generado por el transporte, emanaciones de fábricas y pesticidas o químicos en el aire, no obstante, la principal causa puede encontrarse en tu plato. La producción cárnica está agotando las reservas de agua, erosionando el suelo haciéndolo menos fértil y contaminando las corrientes fluviales y el aire puesto que los gases que libera el estiércol como el metano, óxido nitroso y amoníaco, son los principales causantes del cambio climático. Además, la deforestación masiva destinada a la siembra de cereales y granos para el consumo animal ha provocado que aumenten las concentraciones de dióxido de carbono en el aire y la extinción de especies de plantas y animales en las selvas y bosques.
Entonces, ¿cómo comenzar? A continuación enlisto 8 consejos que considero estratégicos y que debes considerar a la hora de dar este paso tan importante para tu salud.
Comer para sanar: 8 consejos para lograrlo
- Inténtalo un día a la semana. ¿Has oído hablar de los “Meatless Mondays” o “Lunes Sin Carne”? Se trata de un movimiento internacional cuyo objetivo es eliminar el consumo de animales (vaca, cerdo, aves, cordero, peces, crustáceos, etc.) y sus derivados (lácteos, huevos y miel de abeja) una vez por semana para fomentar una alimentación consciente, adquirir salud, reducir el impacto ambiental y mejorar las condiciones de vida de los animales.
- Cuidado con fulanitos.*com. Elige informarte de fuentes confiables avaladas por la ciencia y de expertos en salud que promuevan este estilo de alimentación. Algunos ejemplos de ellos son The Physicians Committee for Responsible Medicine creado el Dr. Neal Barnard, Dr. T. Colin Campbell Center for Nutrition Studies, y Nutrition Facts dirigido por el Dr. Michael Greger.
- ¡Dile a tu BFF!, o invita a alguien cercano a intentar la transición junto a ti. Emprender un cambio junto a otra persona puede ser más agradable y motivador.
- Veganiza tus platos favoritos. Encuentra ingredientes y sustitutos a base de vegetales que no sacrifiquen el sabor y textura de tus recetas preferidas.
- No solo de lechuga vive un vegano. Proponte probar un producto de origen vegetal cada semana e incorpóralo a tus recetas para extender tu repertorio culinario, ¡y guíllate de chef!.
- Aliméntate conscientemente. Planifica tus comidas para que no falten nutrientes en tu plato o presentes deficiencias.
- Evita los productos veganos procesados. Sí, las galletas Oreo son veganas (¡y ricas!) pero contienen ingredientes innecesarios para tu organismo.
- ¿YOLO? Sí, pero se responsable y busca evaluación profesional. Visita a especialistas en salud y nutrición para que te examinen y diseñen un protocolo que se adapte a tus necesidades particulares.
Pequeños cambios en tu alimentación podrán traer GRANDES beneficios a tu salud y a tu entorno. Pronto mirarás atrás y verás lo mucho que has avanzado.
¡Comer para sanar!
Dra. Leslie Y. Vega
